1739 Y 1740- LOS PRIMEROS INTENTOS BRITANICOS EN TOMAR CARTAGENA DE INDIAS.


Si, ya sé que a estas alturas casi todos sabéis la tan traída historia de los hechos acaecidos en Cartagena de Indias (Colombia) en la primavera de 1741, teniendo como protagonistas a D. Blas de Lezo y a al mirante británico Edward Vernon. Pero no todos saben que antes del último y desastroso intento por parte británica, hubo dos más, sopesando medir las fuerzas defensivas de la ciudad. Pero Blas de Lezo, escondería sus cartas para la batalla final.
Estos fueron los hechos.
Tras el éxito de Portobelo, Vernon decidió probar suerte con Cartagena de Indias, considerada tanto por él como por el gobernador de Jamaica, Edward Trelawny, un objetivo prioritario.
Desde su llegada al Caribe, los ingleses habían intentado por todos los medios conocer el estado de las defensas de Cartagena sin conseguirlo. Incluso en octubre de 1739 Vernon había enviado a su primer teniente Percival junto con dos españoles a bordo del buque Fraternity, con la excusa de hacer entrega de una carta a don Blas de Lezo y otra al que en aquel momento era el gobernador de Cartagena, don Pedro Hidalgo. Percival aprovecharía para hacer un estudio pormenorizado de las defensas españolas, pero esto no fue posible porque como era previsible, Hidalgo prohibió la entrada del Fraternity en el puerto. Así pues, de nuevo con el objetivo de tantear las defensas españolas de aquella plaza, el 7 de marzo de 1740 Vernon partió de Port Royal al mando de dos brulotes, tres bombardas y un paquebote, llegando a aguas de Cartagena el 13 de marzo.
Inmediatamente desembarcaron varios hombres con el objetivo de estudiar desde tierra la disposición de los fuertes, y el grueso de la flota fondeó en Playa Grande, al oeste de Cartagena. Tras no observarse ninguna reacción por parte de los españoles, el día 18 Vernon ordenó a sus tres bombardas abrir fuego sobre la ciudad, con la intención de provocar una respuesta que le permitiese hacerse una idea de la capacidad defensiva de los españoles.
Pero Lezo conocía las motivaciones de Vernon, y dicha respuesta no llegó a producirse. El veterano marino español simplemente ordenó desmontar algunas baterías de sus barcos para formar baterías en tierra con las que cubrirlos. Los británicos llevaron a cabo un intento de desembarco de unos 400 soldados que fue rechazado sin problemas por la guarnición española. Tras tres días de bombardeo británico, en los que 350 bombas destruyeron parcialmente la catedral, el colegio de los jesuitas y varios edificios civiles, Vernon asumió la situación de punto muerto en la que se encontraba y ordenó la retirada el día 21, dejando a los navíos Windsor Castle y Greenwich en las proximidades con la misión de interceptar cualquier nave española que se aproximase. En opinión de Vernon, la misión había sido un éxito.
Tras el tanteo al que habían sido sometidas las defensas de Cartagena por parte de las fuerzas británicas en el mes de marzo, Vernon decidió regresar al mando de 13 buques de guerra y una bombarda con intención de tomar la plaza dos meses después. Para sorpresa del almirante inglés, esta vez Lezo decidió desplegar los 6 navíos de línea con los que contaba de modo tal que la flota británica quedó atrapada entre un campo de tiros cortos y tiros largos. Ante la posición enormemente desventajosa en la que se vieron los británicos, Vernon ordenó la retirada no sin antes haber arrojado unas 300 bombas sobre la ciudad. Vernon, una vez más sostuvo que el ataque británico no era más que una maniobra de tanteo, si bien la consecuencia principal de su acción fue poner sobre aviso a los españoles.
Tendría que pasar un año, para el tercer y desastroso ataque británico a Cartagena de Indias, donde Lezo humillaría al altivo Vernon.

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