Una mayoría de historiadores coinciden en que a fines del siglo XVIII el venezolano Francisco de Miranda fundó en Londres una logia llamada la “Gran Reunión Americana”. Su objetivo era conspirar secretamente a favor de la independencia de los virreinatos españoles y convertir su sistema político bajo el sistema republicano. Esta que supuestamente obedecía a la Gran Logia de Londres, se expandió luego a España tomando el nombre de la “Sociedad de los Caballeros Racionales”. San Martín, O’Higgins y casi todos los próceres de la independencia americana habrían pertenecido en algún momento a ellas o a sus sucesoras.

Se sabe de la Gran Reunión Americana por un intento de memoria que escribió Bernardo O´Higgins a su regreso de Europa. En ella la señala específicamente y se conoce gracias al historiador Ernesto de la Cruz que publicó un epistolario de éste en 1920. El documento reza en la parte correspondiente: “La paz de Europa con la Francia, por los tratados de Basilea, y la guerra de aquella con Inglaterra, presentaron un nuevo teatro lisonjero a las meditaciones de Miranda, porque se esperaba esta circunstancia para dar principio a las operaciones; partió O’Higgins para España con los planes convenidos en Londres con los americanos del sur (1799), Bejarano, Caro… y otros, con los planes que presentó a su ingreso a la península, a la Gran Reunión Americana, reservando para la comisión de lo reservado de ésta lo más secreto y que no se podía revelar al común de la Gran Reunión…”.

La Gran Reunión también es mencionada en los escritos de Aymé Bonpland y Alexander Von Humbolt, destacados científicos de la época. Estos personajes empatizaron con la causa de la independencia americana y fueron activos defensores de ella. Es interesante rescatar entonces que se trataba de una sociedad en parte secreta y con diferentes niveles de acceso funcionando en Cádiz casi diez años antes que su sucesora en el mismo lugar.

Sobre la labor en Europa en pos de la independencia de los territorios americanos, existen antecedentes que ubican a
Londres como un centro de reuniones secretas importante. También se conoce la relación permanente que existía entre la capital británica y Cádiz con el mismo propósito. Una interesante referencia al respecto es la obra de Juan A. Domínguez la que reúne la correspondencia entablada durante 1814 y 1815 entre Ayme Bonpland con los rioplatenses Manuel de Sarratea y Vicente Pazos Silva, el neogranadino Francisco Antonio Zea, el novohispano Servando Teresa Meir y el venezolano Manuel Palacios. La obra se denomina “Londres, Cuartel general de los patriotas de la emancipación americana”. Por otro lado, se sabe de la relación expresa de Servando Meir con la Sociedad de los Caballeros Racionales ya en 1811 por lo que se asume que los principios que en ella se sustentaban se compartían. Sin embargo existen antecedentes bastante anteriores que se refieren a la gran labor realizada por Francisco de Miranda en Europa entre 1783 y 1810. Entre los aspectos más importantes se destacan sus relaciones con el gobierno británico y la firma de un convenio en 1797 para recibir apoyo para la independencia de América del Sur.

Una prueba documental de la existencia de esta logia, es la respuesta de José Matías Zapiola, otro Caballero Racional, a un cuestionario sobre la Logia Lautaro preparado por Bartolomé Mitre. En este Zapiola responde que perteneció a la Sociedad Lautaro la cual reunía a los americanos en Cádiz y que no recordaba al fundador de ella. Afirma además que en Londres asistió a la sociedad establecida en la casa de los diputados de Venezuela. Declara que allí fue ascendido al quinto grado al igual que José de San Martín y que estaba relacionada con la de Cádiz. También pertenecían a ella el diputado de Caracas López Méndez, el secretario Bello, el padre Meir, el Marqués del Apartado, el doctor Villa Urrutia, Don Manuel Moreno y otros más. Consultado por su denominación contestó que en Cádiz se le llamaba Sociedad de Lautaro y en Buenos Aires Logia de Lautaro. Asimismo, recordaba una logia masónica, la de Julián Álvarez cuyo venerable era Manuel Pinto. Aseguraba además que San Martín había fundado la logia de Mendoza a la que pertenecía O´Higgins, Tomás Guido, Zapiola, Heras y Alvarado.

Es relevante entonces la conexión que hace Zapiola entre los Caballeros Racionales y la Logia Lautaro. Para este no había mayor diferencia, solo que la de Cádiz era Sociedad y la de Buenos Aires era logia.

De Londres pasaron Carlos de Alvear, Matías Zapiola y José de San Martín a Buenos Aires en 1812 y allí formaron la “Logia Lautaro”. A ella se incorporó más adelante Bernardo O’Higgins, quién después del triunfo de Chacabuco estableció una sede de la sociedad en Santiago que alcanzó mucha influencia en las decisiones gubernativas. Sus reglamentos, hallados en los papeles del prócer, fueron publicados por primera vez por el historiador Benjamín Vicuña Mackenna en 1860.

Con los antecedentes anteriores es necesario dejar Europa y concentrarse en América y particularmente en el nacimiento de la logia Lautaro de Buenos Aires. Según Mitre la Logia se estableció allí a mediados de 1812, sobre la base de las logias masónicas como la de Julián Álvarez. A ellas se agregó la invitación que se hizo para sumarse a ella a los principales integrantes de los partidos políticos. La asociación tenía varios grados de iniciación y dos mecanismos excéntricos que se correspondían. En el primero, los neófitos eran iniciados bajo el ritual de las logias masónicas que desde antes de la revolución se habían introducido en Buenos Aires y que existían desorganizadas a la llegada de San Martín y de Alvear. Los grados siguientes eran de iniciación política en los propósitos generales. Había una Logia matriz, desconocida aún para los iniciados en los primeros grados y en la cual residía la potestad suprema.

En Buenos Aires desde 1811 existía una “Sociedad Patriótica” y la mayoría de sus miembros se integraron a esta nueva sociedad secreta. El general Gerónimo Espejo dejó un testimonio al respecto. Informa que sirvió en el ejército a las órdenes de San Martín y en la campaña de los Andes. Dice que fue testigo de los acontecimientos lo que demostró con documentos oficiales, algunos de ellos inéditos. En referencia a la constitución de la Logia de Buenos Aires, afirma que la erección de una logia política, semejante a las que había visto en Inglaterra y en Cádiz, fue el primer pensamiento de San Martín al llegar al Río de la Plata.

Es interesante observar la temprana aparición de este fenómeno asociativo secreto en la región el cual se desarrollaba simultáneamente con Europa. Se han destacado dos momentos en la vida de la logia Lautaro: uno que va desde 1812 a 1815, donde ésta toma el control del gobierno de Buenos Aires y comienza la guerra contra España. Durante este período estuvo bajo la dirección de Carlos de Alvear, el fundador de los Caballeros Racionales en Cádiz y en Londres. Más tarde tras la caída del régimen político dirigido por sus partidarios se produjo una ruptura con el grupo original el que se reconstituyó en dos logias Lautaro una dirigida militarmente por San Martín y políticamente por Pueyrredón.

La logia Lautaro funcionaba en domicilios que rotaban según las circunstancias, y constaba de cinco grados. En los primeros se daban los principios de fraternidad y mutua cooperación. En los superiores se develaban las finalidades políticas que debían cumplirse. En el quinto y último, se asumía la obediencia a las logias extranjeras. Según los testimonios de Zapiola, el grupo mayoritario que respondía a Alvear, estaba integrado, por Valentín Gómez, Gervasio Posadas, Juan Larrea, Ramón Lara, Vieytes, Nicolás Rodríguez Peña, Nicolás Herrera, Monteagudo, Agrelo, el presbítero Vidal, el padre Argerich, el padre Amenábar, el padre Fonseca, Azcuénaga, Monasterio, Tomás Antonio Valle, Dorrego, Pinto, Antonio y Juan Ramón Balcarce. El grupo leal a San Martín, estaba formado entre otros por Zapiola , Agustín Donado, Álvarez Jonte, Toribio Luzuriaga, Vicente López, Manuel Moreno, Ramón Rojas, Ugarteche, Lezica y alguno más.

Se puede afirmar entonces que la logia Lautaro funcionó primero en Buenos Aires pese a que algunos integrantes de ella como Matías Zapiola aseguran que tuvo ya ese nombre en Europa. Lo que sí es definitivo es que los integrantes que formaron la logia en Buenos Aires son los mismos que lo hicieron con la logia de los “Caballeros Racionales” en Cádiz y Londres. La Logia de Buenos Aires sin lugar a dudas fue la que más influencia tuvo en la independencia de Chile a la que se sumaron después las creadas en Mendoza y en Santiago de Chile.

Las actividades conspirativas que realizaron los miembros de la Logia Lautaro fue determinante para la imposición del sistema republicano en las actuales naciones de América del Sur, y para el propio beneficio político y económico de estas sociedades secretas y los intereses extranjeros a los que favorecían, particularmente a los intereses del entonces Imperio Británico.

Roberto Arancibia Clavel, doctor en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile y Magíster en Ciencias Políticas.

Un comentario en «La logia Lautaro: núcleo de la acción masónica que dividió la Hispanidad»

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