¿Sabías que antes de que Estados Unidos se apoderará de California y se la arrebatara a México en 1848 vivían allí unos 150.000 indígenas? Era la población más densa y diversa de los Estados Unidos. ¿Sabías que en 1880 solo quedaban unos 16.000?

Como bien dice el profesor García del Junco en su libro «Eso no estaba en mi libro de Historia de España»: «Antes de que los colonos ingleses y sus descendientes exterminaran a las tribus de los indios de las praderas, los exploradores españoles ya habían entrado en contacto con la mayoría de ellas y sin necesidad de exterminarlas.»

¿Y que llevó a los anglosajones a desalojar de sus tierras a los indígenas que llevaban siglos ocupando esas tierras? El 19 de agosto de 1848, el diario New York Herald anunció que se había descubierto oro en California. Miles de buscadores de oro se desplazaron a sus tierras.

Cuando comenzó a extraerse el oro de forma masiva, los colonos empleaban a los indígenas en las minas. Llegaron a trabajar 4.000 indios para los blancos. Pero en 1850 los anglosajones prefirieron proceder a su esclavitud y exterminio.

Con la excusa de que los «salvajes» suponían una gran amenaza para la soberanía estadounidense, el gobierno de los Estados Unidos aprobó en 1850 una ley que permitía a los colonos blancos poner a trabajar a cualquier indio que no pudiera probar el origen de sus ingresos.

Al año siguiente el primer gobernador californiano, Peter Hardenman Burnett, afirmó ante los legisladores de su Estado que «debe esperarse a que se siga librando una guerra de exterminio entre las razas hasta que la raza india se extinga». Y se puso a ello.

Hardenman utilizó el dinero público en armar milicias locales para lanzarlas contra los indígenas y pidió ayuda al Ejército Federal para que apoyasen su cruzada. Llegaron a matar a todos los integrantes de un mismo poblado; en 1850 asesinaron a 400 miembros de los indios Pomo.

En 1851 y 1852 el estado de California pagó un millón de dolares a las milicias que cazaban indígenas. En algunos pueblos se ofrecía dinero por las caballeras de los indígenas. El precio iba de 25 centavos a 5 dólares. Los cazadores pedían su dinero exhibiendo 8, 10, 12 cabezas…

Incluso los periódicos informaban de las masacres. Así describía el «Alta California»: «La cuadrilla descendió sobre ellos y les voló la tapa de los sesos o los partió el cráneo con hachas. Incluso a los recién nacidos que llevaban en canastas…»

El asesinato en masa de indígenas continuó hasta fines de la década de 1870. En total, extinguieron al 80 por ciento de la población autóctona en 1846 por medio de masacres, y asesinatos cometidos por las fuerzas armadas y colonos estadounidenses.

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